Con información de Forbes México
El pontífice habló durante el miércoles de ceniza invitando a la introspección en un mundo consagrado a lo “social” y en el que todo debe ser expuesto y ostentado, inaugurando así oficialmente el periodo de Cuaresma.
Este tiempo de purificación previo a la Semana Santa sirve para “ayudarnos a quitar todo maquillaje y todo aquello de lo que nos revestimos para parecer adecuados, mejores de lo que realmente somos”.
“Significa mirarnos por dentro y tomar conciencia de quiénes somos realmente quitándonos las máscaras que a menudo usamos. Disminuyendo el ritmo de nuestro frenesí, abrazando la verdad de nosotros mismos. La vida no es una actuación”, sostuvo.
El papa Francisco presidió el rito de la imposición de la ceniza, en la basílica de Santa Sabina de Roma. Es un símbolo del carácter finito de la existencia. Aunque, como en años anteriores, no participó en la procesión previa por sus conocidos problemas de movilidad.
En su homilía, aseveró que la Cuaresma es también “una invitación para nosotros”, subrayó, que “a menudo vivimos en la superficie, que nos inquietamos para hacernos notar, que siempre necesitamos ser admirados y apreciados”. El papa llamó a los fieles a “la oración silenciosa de adoración” y a no tener miedo a quitarse “los revestimientos mundanos y volver al corazón, a lo esencial”.