Con información de EFE 

Argentina vive su segunda huelga general desde que comenzó el mandato del ultraliberal Javier Milei como presidente del país suramericano, el pasado 10 de diciembre.

Tras su alto poder de convocatoria en enero, cuando tuvo lugar la primera huelga general en el país desde mayo de 2019, la Confederación General del Trabajo (CGT), la principal central obrera de Argentina, espera paralizar el país en contra de las reformas estructurales que busca implementar el Ejecutivo.

En esta ocasión, la principal novedad es la paralización del transporte público, que a comienzos de año solo se detuvo a partir de las 19:00 horas.

Además de los trabajadores estatales y de la Unión Tranviarios Automotor (UTA), se sumaron la Asociación Bancaria, la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA-T), y los empleados de comercio bajo la Federación Argentina de Empleados de Comercio y Servicios (Faecys). También pararán el transporte aerocomercial y de carga, la banca, el comercio (en su mayoría), la educación y la recolección de residuos. Mientras que el sector sanitario prestará una atención mínima, priorizando cualquier emergencia.

La principal central sindical argentina no convocó ninguno bajo el Gobierno del peronista Alberto Fernández y el último databa de mayo de 2019, bajo la gestión del centroderechista Mauricio Macri.

Los sindicatos protestan contra el fuerte ajuste impuesto por las políticas de Milei y las reformas estructurales recogidas en la Ley Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos.