Con información de DW.

Los peritos que participaron en la autopsia de Diego Armando Maradona informaron que el futbolista argentino tenía los pulmones, el hígado y el corazón dañados, pero no tenía alcohol ni «drogas de abuso» en sangre cuando murió en 2020, a pesar de su historial de consumo.

La autopsia se dio a conocer en la séptima audiencia del juicio a siete profesionales de la salud por la muerte del exfutbolista, que se desarrolla en el Tribunal en lo Criminal N°3 de San Isidro, en las afueras de Buenos Aires, Argentina.

Silvana de Piero, a cargo de la pericia histopatológica, que estudia los tejidos y las células para diagnosticar enfermedades, confirmó que «existían alteraciones” en sus riñones y que «tenía una necrosis tubular aguada”.

«El hígado tenía lesiones de grasa, símbolos compatibles con un cuadro de cirrosis”, expresó De Piero. El análisis de los pulmones determinó «una patología pulmonar crónica», agregó.

Mientras que el doctor Alejandro Vega, médico tanatólogo y especialista en medicina legal, agregó que Maradona tenía un corazón con un tamaño «fuera de lo normal» y con signos de isquemia, el hígado enfermo con cirrosis en un estadio avanzado y el riñón con daño de larga data.

«Tenía un aumento monstruoso de la cavidad abdominal», añadió.

El médico Ezequiel Ventosi, uno de los péritos toxicológicos de la policía científica, confirmó que no se detectaron alcohol ni drogas en sangre, a excepción de los medicamentos prescriptos.

Son juzgados en este proceso el neurocirujano Leopoldo Luque, la psiquiatra Agustina Cosachov, el psicoanalista Carlos Díaz, la doctora y coordinadora de la empresa Swiss Medical, Nancy Forlini, el médico Pedro Di Spagna, el coordinador de enfermeros Mariano Perroni y el enfermero Ricardo Almirón.