El Cartel de los Soles, una red criminal liderada por Nicolás Maduro e integrada por altos funcionarios del Estado venezolano, fue designado como Organización Terrorista Global Especialmente Designada (SDGT) por Estados Unidos en julio de 2025.

Esta medida, apoyada por varias naciones de la región como Argentina y Perú, busca aislar financieramente a una estructura que utiliza sistemáticamente el poder e infraestructura estatal para facilitar el narcotráfico a escala global, consolidando la calificación de Venezuela como un narcoestado.

Las acusaciones del Departamento de Justicia de EE. UU. señalan directamente a Nicolás Maduro, Diosdado Cabello y otros altos mandos militares y civiles por delitos de narcoterrorismo y conspiración para traficar cocaína. Según las autoridades estadounidenses, estos funcionarios coordinan el uso de puertos, aeropuertos y pistas clandestinas para garantizar el flujo de droga. La gravedad de los cargos se refleja en la recompensa de hasta 25 millones de dólares ofrecida por información que conduzca a la captura de Maduro.

El narcotráfico se ha convertido en un pilar económico para el régimen. Se estima que por Venezuela transita el 24% del suministro global de cocaína, generando ingresos ilícitos de aproximadamente 8.236 millones de dólares en 2024.

Estas ganancias representan hasta un 56% de los ingresos gubernamentales y cerca del 15% del PIB del país, lo que evidencia una dependencia estructural de las economías criminales para sostener el poder y lubricar la lealtad de las élites civiles y militares.

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