Escrito por: Eduardo Martínez 

Las revelaciones de Juan Carlos Delpino, rector principal del Consejo Nacional Electoral (CNE), ha puesto al descubierto las insanas pretensiones del régimen de Nicolás Maduro para torcer la voluntad popular en las elecciones presidenciales del próximo 28 de Julio. Lo señalado por Delpino constituiría un conjunto de presuntos delitos de la más alta gravedad. Rompe en todos sus alegatos la imparcialidad que debe regir el funcionamiento del máximo ente electoral. Las implicaciones son de gran calibre.

Responsable de su gestión y del funcionamiento del CNE a su cargo, Elvis Amoroso -según lo aseverado por Delpino- ha tomado decisiones en solitario sin contar con la aprobación de la directiva. Para ello, simplemente no ha convocado a las sesiones, y solo les ha llamado para que asistan a ruedas de prensa en las cuales da parte de la decisión que personalmente ha tomado.

De esta manera, a parte de asumir ilegal o irregularmente competencias que no le corresponde, ha irrespetado las competencias de los restantes rectores. La gravedad de este hecho queda de manifiesto, al considerar que desde el 26 de marzo no convoca a las sesiones del cuerpo rectoral. Tomando en consideración, el corto tiempo decidido que rige el proceso, no se ha reunido el cuerpo durante casi 2 meses y medio. Faltando para el 28-J solo 1 mes y medio.

De esta manera, Elvis Amoroso lleva más tiempo imponiendo en solitario decisiones, que las que tomará el colectivo de rectores en el tiempo que falta.

Otro aspecto, también grave, es el señalado por Delpino cuando asegura que “Hay alguien en el Gobierno que decide todo en materia electoral al que le interesa este estado de cosas”. Repreguntado “¿Quién?” por la periodista Celia Carquéz, de Efecto Cocuyo, Delpino contestó: “Una persona que maneja los hilos del CNE”. Vuelto a repreguntar: ¿Puede decir quién es? por Carquéz, Delpino añadió: “No hace falta…”. Ese “No hace falta”, confirma lo que todo el mundo comenta. Y no es otro que uno de los cinco jerarcas que rodean todo el tiempo al primer mandatario.

Como se recordará, porque se filtró a la prensa, los dirigentes de la Plataforma de la Unidad Democrática relataron que en el infausto domingo -fecha límite de los candidatos presidenciales- al final debieron llamar a ese personaje para poder inscribir algún candidato en la tarjeta de la MUD.

Esta declaración de Juan Carlos Delpino agrega, a las irregularidades cometidas en la gestión de Amoroso, la de una presunta “conspiración”. Por cuanto desde el poder ejecutivo, se estaría perfilando una componenda Gobierno-CNE. Un ente que debiera ser autónomo e independiente del gobierno. Lo que es más escandaloso al estar competiendo el actual presidente por la reelección. Como señala Delpino, al considerar este actuar de Amoroso, una parte de la sociedad ve a los rectores y al CNE como “…parte del gobierno”. Siendo lapidario al afirmar “Somos funcionarios del Gobierno”. Lo que no deja duda alguna de lo que esta pasando con el CNE presidido por Amoroso.

Además, y como si fuera poco, Delpino señaló que: “Tenemos un censor en la secretaría: Alejandro Meneses (y comenta que a él se le atribuye ser el responsable de la inhabilitación de la dirigente de Vente, María Corina Machado). Resulta que Meneses examina la correspondencia y decide cuál recibe y cuál no. Ese es un organismo del Estado y está en el deber de recibir toda la correspondencia y contestarla. Si un partido quiere entregar una correspondencia a veces no se la recibe. Eso es inaceptable desde el punto de vista jurídico, viola el derecho administrativo y es absolutamente anti democrático”.

Lo que evidentemente viola la Ley Orgánica de Procedimientos Administrativos.

Una ilegalidad o irregularidad “continuada”

En la conducta de Elvis Amoroso encontramos presuntamente un patrón continuado, lo cual es facilitado por el traslado del funcionario Meneses de la Contraloría al CNE, como lo señaló Delpino.

Funcionario que fue utilizado para inhabilitar a María Corina Machado y otros pre candidatos, desde la Contraloría General de la República, y luego para confirmarla y ratificarla en el CNE. Las firmas son las mismas, y siempre bajo la dirección del mismo funcionario de mayor jerarquía: Elvis Amoroso. ¿Casualidad o complicidad?. Se puede decir entonces, que estamos bajo un claro modus operandi, con los mismos funcionarios y en forma continuada. Y con el nombre, las sospechas no se pueden ignorar:  El-Vis de Amoroso.