El atentado que, en palabras del presidente de Argentina, Alberto Fernández, sufrió el jueves la vicepresidenta, Cristina Fernández, es el culmen de la aguda tensión política que vive el país desde el 22 de agosto, cuando un fiscal pidió para ella 12 años de prisión por presunta corrupción.

Un hombre fue detenido la noche del jueves después de empuñar un arma de fuego y apuntar al rostro de la exmandataria, quien, en un reflejo, se agachó en medio de los escoltas que la protegían cuando llegaba a su domicilio en el barrio capitalino de Recoleta, así lo reseña EFE. 

“Este atentado merece el más enérgico repudio de toda la sociedad argentina, de todos los sectores políticos, porque estos hechos afectan nuestra democracia. Estamos obligados a recuperar la convivencia democrática que se ha quebrado por el discurso del odio que se ha esparcido desde diferentes espacios políticos, judiciales y mediáticos”, afirmó el presidente.

Nada más conocerse la noticia, Alberto Fernández anunció su comparecencia en cadena nacional, en la que decretó feriado este viernes para que “en paz y armonía el pueblo argentino pueda expresarse en defensa de la vida, de la democracia y en solidaridad” con la vicepresidenta.

Un brasileño de 35 años con antecedentes penales y que lleva tatuajes con referencias nazis es el presunto autor del intento de magnicidio contra la vicepresidenta del país, Cristina Fernández. El hombre, que fue detenido tras el ataque, ha sido identificado como Fernando Andrés Sabag Montiel, quien reside en Argentina desde 1993 y actualmente vive en el barrrio de La Paternal, en Buenos Aires.