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La sentencia de Jorge Luis Boada Valdés por haber pintado «Díaz-Canel, singao» en tres ocasiones, en un muro del barrio habanero de Lawton en La Habana, tenía que haber llegado a finales del pasado noviembre, pero la espera se ha prolongado medio año más. El tribunal Provincial de La Habana condenó a nueve años de cárcel al joven, por los delitos de propaganda enemiga y otros actos contra la Seguridad del Estado. La sentencia llegó a la familia el sábado, según informó Jorge Boada, padre del preso, considera así que no debería estar en prisión por lo que hizo, aunque dice que, “al menos su condena no es de 15 años, como pedía la Fiscalía».
Boada fue arrestado en febrero de 2022 tras recibir una citación por escribir carteles con la consigna «Díaz-Canel, singao» en varias ocasiones. Además, el joven tomó fotos de su acción y las difundió en sus redes sociales.
Inicialmente fue conducido al cuartel general de la Seguridad del Estado, Villa Marista, donde escribió de nuevo frases contra el Gobierno. Posteriormente fue trasladado a Valle Grande, donde apareció con una sábana en un área de la prisión en la que se leía “Patria y Vida”, lo que le supuso ser llevado a una celda de castigo.
Su familia afirmó desde el inicio que el joven –que estudió en una “escuela especial”– no contaba con «la capacidad mental» para entender los actos que cometió. El peritaje psiquiátrico que se realizó para el juicio, no obstante, concluyó que sí tenía responsabilidad penal.