Por Eduardo Martínez
Los resultados de las elecciones presidenciales en Venezuela, anunciados por el CNE entre gallos y media noche de este domingo 28 de julio, constituyen una ignominia a la democracia venezolana y a la dignidad de los venezolanos.
Ese afán de impedir la veeduría de ex presidentes de la región, así como de parlamentarios y dirigentes políticos del Mundo, marcó una alerta temprana de la tejeduría de un fraude de gran magnitud. “Todas” las encuestas realizadas en el país, señalaban como ganador de las elecciones al candidato Edmundo González.
Llegado el día de las elecciones, todos los sondeos realizados a “boca de urna”, también señalaron la voluntad de los electores a favor de Edmundo González.
Finalmente, cerrado el proceso a las 6 de la tarde, en el proceso de conteo de los votos se encontró que Edmundo González triunfó en una proporción mayor al señalado por las encuestas previas y los conteos a boca de urna. El triunfo de Edmundo González es “irreversible”. No hay manera de revertirlo. Hay estados en los cuales Nicolás Maduro perdió de una manera significativa. No ganó en ningún municipio, ni en ninguna mesa. Y la proporción es aplastante.
Esta misma madrugada Edmundo González y María Corina Machado, desde el Comando de Campaña, se pronunciaron sobre este intento de torcer la voluntad popular. Tienen las actas en las cuales se demuestran numéricamente los votos que dan el triunfo a Edmundo González sobre Nicolás Maduro. Van a actuar en consecuencia.
El acto de anuncio del presidente del CNE es la culminación de una conspiración de ejecución de un evidente fraude. Como se dijo en el texto de su juramentación como presidente del CNE: “Dios y la Patria” se lo demandará. NO podrá escapar de ello. Y con él, aquellos que son partícipes y copartícipes de dicha conspiración. Esta historia no terminará hoy.