Con información de EFE 

La decisión del Gobierno de México de no invitar al rey a la toma de posesión de la nueva presidenta, Claudia Sheinbaum, supone un hecho sin precedentes en la relación que España y la Corona han tenido con los países de América Latina y en la representación del monarca en las tomas de posesión de los mandatarios.

La respuesta del Ejecutivo de Pedro Sánchez al veto ha sido no participar en la ceremonia de traspaso de poder el próximo 1 de octubre como protesta por un gesto que ahonda en la crisis diplomática que abrió el presidente mexicano saliente, Andrés Manuel López Obrador, en marzo de 2019, cuando pidió a Felipe VI que se disculpara por el pasado colonial de España.

La Constitución reserva al monarca la más alta representación del Estado español en el ámbito internacional. Desde que asumió la Jefatura del Estado hace diez años, Felipe VI ha asistido a 17 tomas de posesión.

La primera fue, precisamente, a la de López Obrador en diciembre de 2018, su último viaje a México, y la más reciente, en República Dominicana el pasado 16 de agosto.

Como príncipe, don Felipe representó a España en otras 69 ceremonias -la primera fue en 1996 en Guatemala-, por lo que en total suma 86 presencias en relevos en el poder de mandatarios de países latinoamericanos con base democrática. Solo por decisión del Gobierno, el rey no ha acudido a algunas tomas de posesión, en su mayoría a aquellas en las que el representante como rey emérito fue su padre, Juan Carlos I, una vez que dejó el trono, aunque dejó de asumir este papel en marzo de 2018, en puertas de que su reputación empezara deteriorarse.