Con información de Infobae 

“Por este medio informa a todos sus connacionales que el Consulado de la Ciudad de Los Ángeles cesa funciones a partir de hoy 19 de enero de 2024″. El anuncio, colocado en una hoja de papel en la puerta del edificio donde funcionó el consulado nicaragüense en Los Ángeles, Estados Unidos, es parte del programa de cierre de consulados que ejecuta el régimen de Daniel Ortega en ciudades con altas concentraciones de migrantes nicaragüenses.

Hasta ahora se conoce del cierre de al menos cinco consulados en este último mes en las ciudades de Los Ángeles (California), Houston (Texas), y Nueva Orleans (Luisiana), en Estados Unidos; Tapachula, en México; y el consulado de Guatemala. El consulado de San Francisco (California), sin cerrar oficialmente, ha dejado de atender al público y remite a quienes lo solicitan a dirigir sus gestiones al consulado nicaragüense de Washington.

Actualmente funcionan en Estados Unidos los consulados nicaragüenses de Nueva York, Miami y Washington. “Creo que la idea es dejar solo el consulado de Washington”, dice Arturo McFields, quien fue embajador del régimen de Daniel Ortega en la OEA hasta marzo de 2022, cuando renunció en plena sesión del organismo y denunció a la dictadura sandinista.

Para McFields, el cierre en cadena de consulados que ejecuta Ortega obedece a tres razones: seguridad, para tener mayor control sobre los servicios que se prestan a los nicaragüenses en el extranjero; venganza política y reducir el presupuesto.

Según sus cálculos, un consulado mínimo de tres personas en Estados Unidos, puede costar unos 30 mil dólares al mes, entre salarios, renta inmobiliaria, seguros médicos y otros gastos acotando así que, la mayoría de los consulados tienen entre diez y ocho personas, excepto el de Washington que, como funciona en la misma embajada, tiene solo dos funcionarios.