Con información de EFE.

El presidente de Colombia, Gustavo Petro, cumplió su promesa de convocar por decreto una consulta popular para que los ciudadanos decidan si aprueban la reforma laboral presentada por su Gobierno, iniciativas rechazadas por el Senado, lo que sus críticos consideran como una deriva al autoritarismo.

La fecha escogida no puede ser más simbólica pues en el Decreto 639 de 2025, el presidente dispuso que la consulta se hará el próximo jueves 7 de agosto, día en que cumple tres años en el cargo y comienza la cuenta atrás para el último año de su mandato.

Es de recordar, que el presidente presentó el pasado 1 de mayo, Día del Trabajador, las 12 preguntas que componen la consulta y que abordan temas como la reducción de la jornada laboral de ocho horas, licencias por salud —incluidos los dolores menstruales—, salarios dignos para el campo y el fin de la tercerización, entre otros.

Sin embargo, la posibilidad de hacer una consulta popular también fue negada en mayo por el pleno del Senado, donde el oficialismo no tiene mayoría. Petro no aceptó esa decisión, la calificó de «fraude» y acusó a los legisladores de haber «hecho trampa».

Al expedir el decreto de la consulta popular, Petro lo justificó como «una necesidad» para la construcción del Estado social de derecho, que comienza con la reforma laboral.

«La consulta es conveniente, es imperativa, es una necesidad categórica de la sociedad colombiana hoy (…) esta consulta popular es absolutamente necesaria», manifestó en un discurso pronunciado ante una multitud congregada en la Plazoleta de San Francisco, en Cali, principal ciudad del suroeste del país.

El presidente añadió que la Constitución de 1991 «propuso un Estado social de derecho» en Colombia, pero le ha sorprendido que los dirigentes políticos, e incluso magistrados de las altas cortes, hablan solo de «Estado de derecho», un concepto de la Constitución de 1986 que rigió a Colombia durante la mayor parte del siglo XX.

A su juicio, el Congreso, a pesar de la Carta Magna de 1991, se ha preocupado por «construir un neoliberalismo que lo único que ha hecho es hundirnos en más violencia y lo único que ha hecho es hundirnos en más desigualdad social».