Con información de EFE.
El Gobierno de Donald Trump, decretó una disminución sin precedentes en el número de refugiados que el país acogerá anualmente. La nueva cuota se fijó en solo 7.500 personas, el registro más bajo desde la puesta en marcha del programa en 1980.
Un documento emitido por la Casa Blanca indicó que la preferencia para recibir el amparo en Estados Unidos se otorgará «principalmente» a los sudafricanos blancos, o afrikáners. Esta disposición sigue a la pausa de la mayoría de las admisiones que se impuso a través de una orden ejecutiva previa, en la que se argumentaba que el programa de acogida era «perjudicial» para los intereses de la nación.
La atención especial hacia el colectivo afrikáner (descendientes de colonos neerlandeses) se sustenta en las afirmaciones de Trump de que son víctimas de un «genocidio», un señalamiento que incrementó las tensiones entre la administración de Washington y el Ejecutivo sudafricano, especialmente tras la aprobación de una legislación de expropiación de tierras.
Organizaciones en defensa de los derechos humanos han manifestado su enérgica desaprobación ante la medida. El International Rescue Committee recordó que, durante casi cinco décadas, el Programa de Admisión de Refugiados de EE.UU. (USRAP) ha sido un «faro de esperanza» y un reflejo de los «valores humanitarios» estadounidenses. La entidad lamentó que, con este nivel, se restringe la protección a más de 100.000 refugiados en situación vulnerable que ya han culminado todos los trámites de seguridad y se encuentran a la espera.

