Con información de EFE.

Después de alcanzar el domingo más de cuarenta aviones de combate rusos con drones escondidos en camiones de transporte civil, Ucrania atacó este martes el puente de Kerch que une Crimea con Rusia con más de una tonelada de explosivos colocados bajo el agua, en otra operación preparada por los servicios secretos de Kiev durante meses.

Aunque no se conoce por el momento el alcance exacto del que es el tercer ataque contra el puente de Kerch, esta acción del Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU), el mismo que llevó a cabo la operación contra los aeródromos, tiene mucho valor simbólico y pone de manifiesto las vulnerabilidades rusas en la defensa de uno de los objetivos más preciados para los ucranianos en esta guerra.

El método elegido para perpetrar el ataque de hoy es similar al que permitió el lunes a Kiev destruir más de un tercio de los aviones portadores de misiles de crucero estratégicos con los que contaba Rusia.

Para neutralizar estos aviones, el SBU escondió drones de visión remota que cuestan apenas unos cientos de dólares cada uno bajo los techos de las casas prefabricadas de madera que, aún desmontadas, transportaban los camiones seleccionados para la misión.

Cuando los vehículos, cuyos conductores no tenían constancia de la operación, se encontraban cerca de las bases aéreas en cuestión, los drones fueron activados de forma remota para golpear los objetivos.

Según el SBU, la operación causó al enemigo daños materiales de más de siete mil millones de dólares.

«Crimea es Ucrania, y cualquier expresión de la ocupación recibirá una respuesta contundente», afirmó el jefe del SBU, Vasil Maliuk, al informar sobre el ataque contra el puente, que fue preparado durante «varios meses» y tuvo lugar durante la madrugada del lunes al martes.