Con información de EFE
Los presidentes de Estados Unidos, Joe Biden, y de China, Xi Jinping, mostraron el miércoles cierto acercamiento en una reunión destinada a estabilizar la tumultuosa relación bilateral y en la que llegaron a acuerdos para combatir el tráfico de fentanilo y reabrir los canales de comunicación militar.
El cara a cara duró más de cuatro horas y tuvo como escenario la mansión campestre “Filoli”, situada a unos 40 kilómetros de San Francisco. La reunión empezó con los dos líderes posando mientras sonreían ante las cámaras de televisión mientras se daban un saludo de mano y atendían a la prensa. Terminó con los dos caminando por los jardines de la mansión, de unas seis hectáreas y que están inspirados en el Renacimiento inglés.
Todo estaba calculado al milímetro para estabilizar la relación bilateral y hacer una exhibición ante el mundo de sintonía, tanto que hasta Biden aprovechó para desearle un feliz cumpleaños a la esposa del mandatario chino, Peng Liyuan, y quien comparte con el estadounidense la fecha de nacimiento.
En concreto, según explicó a la prensa un alto funcionario estadounidense, Biden pidió a Xi que diera las felicitaciones a su esposa y él respondió diciendo que estaba “avergonzado” porque había estado trabajando tanto que se le había olvidado que era su cumpleaños la siguiente semana. Pero a pesar de todos los esfuerzos para mostrar acercamiento, el encuentro no se cerró tan bien: Al irse, Biden acabó diciendo a los periodistas que sigue pensando que Xi es un “dictador”, un calificativo que ya los alejó la primera vez que lo usó en junio de este año.
Today, President Xi and I took tangible steps in the right direction, and the case I've made all along stands:
— President Biden (@POTUS) November 16, 2023
The United States will compete vigorously, and responsibly, with the People's Republic of China.
We will protect our national security interests.
We will stand up for… pic.twitter.com/HXyoVdvjk3