Líderes empresariales, religiosos y de derechos civiles exigieron al gobernador de Florida, Ron DeSantis, dejar de usar a los niños migrantes como “arma política” y además suspender el decreto para cerrar los albergues que acogen a los menores de edadindocumentados que llegan al país sin sus padres.

El arzobispo católico de Miami, Thomas Wenski, fue muy duro con DeSantis y dijo que su intento de cerrar los albergues que acogen a los niños migrantes que llegan al país sin la compañía de sus padres o tutor legal es un “nuevo extremo” en la carrera política del republicano.

Se sumó a sus críticas el empresario Mike Fernández, antiguo importante donante a las campañas políticas de candidatos conservadores, quien dijo a EFE que los menores de edad migrantes que llegan ahora al país no dejan de ser niños y no deben formar parte de las disputas políticas.

Wenski criticó con especial vehemencia el «teatro político» que el gobernador, en su opinión, montó el lunes cuando se reunió en el Museo de la Diáspora Cubana de Miami con cubanos que participaron en la operación Pedro Pan, por la que miles de niños de Cuba llegaron al país a comienzos de la década de los sesenta enviados por sus padres para evitar su adoctrinamiento por el régimen castrista.

El arzobispo dijo que ese evento demostró que el gobernador tiene una “poderosa máquina” política en Miami, pero que este “acoso” a los niños también dejó ver su debilidad.