Con información de CNN.
El Departamento de Seguridad Nacional (DHS) de Estados Unidos hizo público el lunes un balance que indica la expulsión de más de 500.000 personas sin estatus legal del país desde el comienzo del actual período presidencial de Donald Trump.
Este compendio de cifras abarca las deportaciones ejecutadas por diversas dependencias gubernamentales, incluyendo a individuos que fueron rechazados en la línea divisoria o en las zonas de acceso autorizadas, y que jamás llegaron a establecerse en el territorio estadounidense.
A pesar del volumen reportado, personalidades internas del Gobierno manifiestan su desazón por el ritmo de las aprehensiones y los retornos, los cuales no alcanzan la meta establecida por la Casa Blanca de un millón de expulsiones anuales.
La subsecretaria del DHS, Tricia McLaughlin, afirmó en un comunicado que el presidente Trump y la secretaria Noem han «revitalizado» una agencia que se hallaba «maniatada» e imposibilitada de ejecutar sus labores en el cuatrienio precedente.
«Frente a una cantidad inédita de órdenes judiciales de suspensión emitidas por magistrados activistas y los riesgos a las fuerzas del orden, el DHS, ICE y CBP no solo han clausurado la frontera, sino que han alcanzado logros históricos para materializar la promesa del presidente Trump de detener y repatriar a los extranjeros indocumentados que han irrumpido en nuestro país», subrayó McLaughlin.