Estados Unidos llegó a la madrugada del miércoles con el control de ambas cámaras del Congreso -tanto Senado como Cámara de Representantes- todavía en el aire, después de una jornada electoral en la que el Partido Republicano, que partía como favorito, quedó por debajo de las expectativas.

Tanto las encuestas como la historia estaban del lado de los conservadores, puesto que es habitual en EEUU que el partido de la oposición al presidente consiga grandes logros en los comicios de medio mandato, y aunque la victoria aún podría decantarse del lado republicano, en ningún caso será por un margen aplastante.

Con el escrutinio ya muy avanzado en la mayoría de estados del país, los republicanos se habían asegurado 186 escaños en la Cámara de Representantes y los demócratas tenían 149, ambos por debajo de la mayoría de 218 necesaria para controlar la Cámara Baja. Con las cifras de las que se dispone hasta el momento, los conservadores habrían logrado arrebatar 4 escaños a los progresistas, una cifra que les acerca al control de la Cámara pero que todavía no es suficiente.

EFE asegura que, en el caso del Senado, el escenario está todavía más abierto, puesto que ambos partidos se encuentran prácticamente empatados con 47 senadores para el Partido Demócrata y 46 para el Republicano, con 7 escaños todavía en juego, algunos de ellos en estados clave como Georgia, Nevada y Wisconsin.