Con información de DW 

El presidente de Panamá, José Raúl Mulino, descartó el jueves repatriar «a la fuerza» a los migrantes que cruzan la inhóspita selva del Darién, fronteriza con Colombia, en su marcha hacia Estados Unidos, matizando lo que había dicho al asumir el poder.

«No podemos meterlos presos, no podemos repatriarlos a la fuerza», dijo Mulino en rueda de prensa. Sin embargo, al asumir el mando el 1 de julio había prometido devolver a sus países de origen a los migrantes que llegaran a Panamá cruzando la inhóspita selva y «cerrar» esta ruta utilizada por más de medio millón de personas en 2023.

«La gente no se quiere venir a quedar en Panamá, la gente quiere ir a Estados Unidos, y si ese tema se nos vuelve una situación, que puede pasar de poco o mayor grado, pues para allá irán», agregó el mandatario.

Durante su campaña electoral, Mulino anunció el «cierre» del Darién en caso de ser electo, y en su discurso de investidura afirmó: «no permitiré que Panamá sea un camino abierto a millas de personas que ingresan ilegalmente a nuestro país».

Ese mismo día Panamá firmó un acuerdo con Estados Unidos mediante el cual Washington se comprometió a aportar seis millones de dólares para financiar las repatriaciones y otros gastos. La migración es un tema clave en la campaña de las elecciones estadounidenses de noviembre.