Podrían reabrir la cárcel Stockade de Miami-Dade después de haber sido cerrada durante mucho tiempo y utilizada como sala de enfermos en medio del ómicron. De esta manera, se abren las posibilidades de que pueda usarse para albergar a los detenidos, pero ha causado alarma entre algunos activistas de la justicia penal.

Cuando el COVID-19 proliferaba en las cárceles del sur de Florida en el 2020, el Departamento Correccional y de Rehabilitación de Miami-Dade quería evaluar cómo frenar la propagación del virus. Una opción, fue reabrir el Centro de Capacitación y Tratamiento de Miami-Dade, una cárcel cerrada desde 2016, fue rechazada rápidamente por los funcionarios que monitoreaban el sistema penitenciario del condado para el gobierno federal.

Según un memorando del entonces alcalde Carlos A. Giménez, todo debido a la incapacidad de la instalación para “cumplir con los estándares constitucionales mínimos para el confinamiento de reclusos”, indica Miami Diario. 

No obstante, en enero, cuando la variante ómicron arrasó Miami, el condado convirtió la cárcel en una sala de COVID, enviando al menos a 70 personas a las instalaciones para tratar de aislar a los detenidos contagiosos.