Por Eduardo Martínez

Nunca un dicho fue de tanta precisión. Y tenía que venir de los Estados Unidos, donde se vive el “sueño americano”, pero que cuando un tigre ronca la gente se despierta y comienza a correr.

Todavía Donald Trump no ha entrado a la Casa Blanca -ocurrirá a partir del próximo 20 de enero- y ya la administración de Biden toma decisiones que las había estado postergando desde hace meses.

Pasando revista a la agenda mundial de problemas, encontramos que basta con algunas amenazas de Trump, para que se vea una luz al final del túnel de la guerra Rusia-Ucrania e Israel-Hamas-Hezboláh.

En lo interno, en el tema del problema de la inmigración ilegal, pareciera que se vienen encajando las piezas del rompecabezas de las decisiones compartidas. Tanto del gobierno federal con los estados, como del vecino México con EEUU.

En efecto, en las últimas horas fue detenida en México una marcha de miles de inmigrantes en su recorrido a  Texas. Hasta el momento, las autoridades mexicanas se habían hecho los locos. Ahora, ante una amenaza de un arancel de +20% por el paso de los ilegales, la neo presidenta mexicana chilló -con sorpresa- al estimar que la medida puede dejar en la calle a más de 400 mil trabajadores. Y en consecuencia, mandó a detener la marcha en cuestión.

Otro tanto sucede con el gobierno Chino. Para Trump, el principal responsable de la expansión y tragedia de la droga sintética “fentanilo” en EEUU, se enencuentra en China. Lo que significaría que, del gobierno chino no hacer nada, a partir de enero sus exportaciones serían castigadas con un arancel adicional de +10%.

Lo que resulta extraño, es que mientras en China los culpables de la producción y contrabando de drogas, son condenados a muerte sin contemplación alguna; el principal flujo que ingresa a EEUU de fentanilo y los subproductos para producirlo, provienen de China.

En tanto en la Unión Europea (UE), los jefes de gobierno vienen mostrando su nerviosismo por las posibles medidas que pueda tomar Trump. Si bien EEUU es socio político, militar y comercial de la UE, también es verdad que desde el primer período presidencial Trump ve de reojo un competidor que siente que no juega con la transparencia y la lealtad debida.

Ya en el pasado, Trump reclamó que los miembros de la OTAN debían gastar más en su propia defensa, y que los EEUU no tenían por que pagarla.

Y América Latina, es indudablemente un punto de la agenda internacional de Donald Trump que quedó pendiente cuando Joe Biden asumió la presidencia. Y que el tigre no haya roncado hasta ahora, lo hace más peligroso. Pues no sabemos por dónde va a venir.

De momento, el ronquido del tigre ha puesto a correr a todos “urbi et orbi”.

Habrá que esperar.

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