Prácticamente todo iba bien para el presidente Joe Biden al abrir el año, sus índices de aprobación estaban aumentando. La inflación se estaba desacelerando y mientras los demócratas se unían detrás de su probable campaña de reelección, los republicanos estaban en guerra consigo mismos después de una decepcionante temporada intermedia.

Pero el jueves, la perspectiva política de Biden viró hacia un territorio más incierto después de que el fiscal general Merrick Garland designó un abogado especial para investigar el manejo de documentos clasificados por parte del presidente demócrata, así lo indica nota de AP. 

Los demócratas admitieron en público y en privado que el sorprendente acontecimiento fue, en el mejor de los casos, una distracción no deseada en un momento inoportuno que enturbia el caso contra Donald Trump ya que, el expresidente republicano se enfrenta a un abogado especial propio y está bajo investigación penal federal por su manejo de documentos clasificados y otras posibles transgresiones.

Sin embargo, existen grandes diferencias entre los dos casos. En particular, no hay ninguna sugerencia de que Biden haya intentado deliberadamente evitar que los documentos descubiertos en su casa u oficina fueran entregados o que él estuviera al tanto de su presencia. Trump, que está siendo investigado por potencialmente obstruir a los investigadores, también tenía muchos más documentos clasificados en su poder.

No obstante, el nombramiento del jueves de un abogado especial genera incertidumbre legal sobre el presidente en ejercicio y podría revivir el debate entre los demócratas sobre la sabiduría de que busque un segundo mandato. De esta manera, comienza una desordenada temporada electoral en la que tanto el presidente actual como el anterior de los Estados Unidos están siendo investigados por asesores especiales mientras se preparan para una posible revancha en 2024.