En la víspera del día de la independencia de Ucrania y el medio año de la invasión de Rusia a su vecino, había una creciente inquietud en el país de que Moscú podría estar enfocándose en objetivos gubernamentales y civiles específicos durante el feriado.
Estados Unidos reforzó esas preocupaciones cuando su embajada en Kiev emitió una alerta de seguridad, diciendo que “tiene información de que Rusia está intensificando sus esfuerzos para lanzar ataques contra la infraestructura civil y las instalaciones gubernamentales de Ucrania en los próximos días”.
El día de la bandera ucraniana del martes, el presidente Volodymyr Zelenskyy enfatizó el desafío en lugar de la preocupación cuando izó la bandera en un memorial. “La bandera azul y amarilla de Ucrania volverá a ondear donde debería estar. En todas las ciudades y pueblos temporalmente ocupados de Ucrania”, dijo, incluida la península de Crimea, que ha sido anexada por Rusia desde 2014.
El fin de semana, Zelenskyy sintió según nota de AP que se avecinaba una amenaza cuando dijo en su discurso diario que “debemos ser conscientes de que esta semana Rusia puede intentar hacer algo particularmente desagradable, algo particularmente cruel”.

